10 de la mañana de un domingo soleado, hace un poco de calor pero el resguardo de la trajinera y la brisa refrescan el ambiente dando oportunidad de apreciar el paisaje. La imagen es fácil de dibujar en la mente, y lo que a muchos probablemente les llegaría como continuación de esa imagen es una reunión con amigos (generalmente incluyendo a un amigo extranjero al cual deseamos impresionar llevándolo a un lugar tradicional en México como lo es Xochimilco); risas, música, cerveza, comida y fiesta es lo que viene inmediatamente a la mente pero Xochimilco y sus trajineras esconden mucho más.
Las chinampas (del náhuatl cerco de cañas) son una herencia prehispánica de los Xochimilcas, quienes desarrollaron un sistema de cultivo para poder sostener una población que crecía aceleradamente. A las orillas del lago en las aguas poco profundas por medio de barcazas de barro sembradas con flores y hortalizas, les añadían tierra hasta quedar completamente hundidas. Al quedar hundidas sembraban en sus orillas ahuejotes para que estos árboles con sus raíces lograr mantener unida la tierra de la chinampa creando islas flotantes; siendo esta obra agro ecológica uno de los sistemas más sustentables jamás logrados.
A pesar de ser una joya arquitectónica adelantada a sus tiempos, patrimonio de la humanidad por la UNESCO (1987) y de ser una respuesta al problema alimentario de forma sustentable, el 80% de las chinampas están en abandono, se han convertido en canchas de fútbol e incluso se han edificado casas sobre ellas. La reactivación del 10% de las chinampas sería capaz de sustentar la CDMX por 30 años.
Precisamente ante el gran potencial negligentemente abandonado de las chinampas es que nace Yolcan, el proyecto de dos amigos Lucio Usobiga y Antonio Murad junto con la comunidad de chinamperos (red yolcan) que buscan devolverle su grandeza a las chinampas reactivándolas a través de un círculo virtuoso –valoración, ecología, comercio justo y comunidad-.
Valoración: sus cosechas libres de pesticidas y transgénicos son ricas en nutrientes y sabor gracias a la riqueza en minerales que tienen los chapines –cubitos de lodo extraído del fondo del lago- permitiendo de 5 a 7 cosechas anuales y el poli cultivo.
Ecología: En colaboración con el CINVESTAV del Politécnico Nacional y los chinamperos han limpiado el suelo y el agua de 1 hectárea de las chinampas por medio de bio filtros que sirven al mismo tiempo como refugio para especies endémicas como el ajolote.
Comercio justo: los chinamperos al poder recibir una paga justa por su producto el cual cuidan con esmero y cariño, tienen la oportunidad de seguir trabajando el campo con una estabilidad económica.
Comunidad: Estas cosechas son llevadas a los Yolcanistas (familias y comunidades en la cuidad) que optaron por un consumo responsable adquiriendo sus canastas semanales de Yolcan al igual que varios restaurantes como Pujol, Máximo y Rosetta, por mencionar algunos, que comparten la ideología de que “el trabajo de la tierra, su respeto y cuidado es culminado en sabor”.
Por su compromiso para rescatar la sustentabilidad de las chinampas, a los chinamperos que las cuidan y trabajan, una zona agro ecológica única que es nuestro patrimonio, la vida de las especies que encuentran un refugio en este lago y la tradición milenaria de los Xochimilcas, Yolcan es un proyecto que nos invita a ser parte de su lucha, ser conscientes y ver a Xochimilco como el tesoro que en realidad es.