Entre piedras y palmeras
Dos restaurantes enclavados en la península de Yucatán
Por: José Contreras
Por: José Contreras
Disfrutar de una buena comida tiene mucho que ver con el lugar donde se hace. El espacio que envuelve la experiencia de la comida es sumamente diverso. Puede ser un exclusivo restaurante en el corazón de una capital, puede ser otro enclavado en la campiña o la montaña, lejos del ajetreo urbano. Puedes tener una romántica velada desde un penthouse o puede ser al descubrir un puesto de un mercado tradicional. Existe una enorme variedad de locales donde crear memorias a través de compartir una comida o descubrir un nuevo sabor, y por eso la arquitectura y el diseño encuentran en los restaurantes, bares y cafés un campo de experimentación que busca enriquecer con la atmósfera creada el degustar los sabores de las distintas cocinas del mundo. Desde la tupida vegetación de Tulum y una ex hacienda de Yucatán traemos dos propuestas de un diseño contemporáneo y sumamente respetuoso de su entorno.
Durante 7 semanas del 2017, entre Abril y Mayo, el chef danés René Redzepi, co-propietario del NOMA Copenhague, elegido por varios años como el mejor restaurante del mundo, abrió un pop-up restaurant entre las palmeras de Tulum. El diseño abarcó desde el mobiliario, hecho con madera de tzalam de la región por carpinteros mexicanos, como la discreta arquitectura que contiene de manera muy sutil las áreas del restaurante sin robarle nada de protagonismo a la densa vegetación entre las que aparecen las mesas de los comensales. La cocina está abierta al público para que todos los comensales pueden disfrutar el proceso siguiendo el concepto del mercado tradicional mexicano. Una cocina tan ligada a la naturaleza y al concepto de lo “local” como la del NOMA no podría encontrar mejor entorno para su realización que éste.
En la casa de máquinas de una antigua hacienda henequenera de Yucatán se encuentra Ixi’im a cargo de los chefs mexicanos Jorge Vallejo, chef del Quintonil y Luis Rozón. Ambos chefs pasaron por los fogones del NOMA Copenhague. Los arquitectos buscaron aprovechar al máximo los distintos elementos históricos que aún se conservan de la construcción original e integrar un elemento contemporáneo en acero negro y vidrio que va tejiendo las distintas áreas del restaurante. Entre los detalles del diseño se encuentran una serie de vitrinas que crean la atmósfera interior además de contener la colección más grande del país de bebidas artesanales, así como una serie de cuerdas de henequén suspendidas desde el techo que, a parte de su función acústica, rememoran al uso original del edificio.